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Ha permanecido fiel a sí misma al tiempo que ha marcado, continuamente, los modos de uso y disfrute de la joyería. Cuando la luces has de ser consciente de que esta colección ha sido parte de la historia de la joyería. No se trata sólo de quién la ha utilizado –desde la realeza hasta espíritus libres–, sino de cómo esta colección ha transformado tanto la fabricación de joyas como la forma en que las personas interactúan con estas piezas. Alhambra lleva, desde 1968, más de 50 años de creación continua, y esa perdurabilidad es esencial. Además, en las últimas dos décadas se ha convertido en un referente cultural aún más importante, con una presencia más visible y reforzada.

Me gustaría que la gente apreciara la profundidad de esta colección. Alhambra no es una línea más de joyería; es un diseño con historia, un legado que sigue creciendo. Llevo años observando su evolución y, aunque esta línea fue siempre conocida, no era tan importante para la historia de Van Cleef & Arpels como lo es ahora. Hoy es un símbolo de ese tipo de artesanía que perdura a través del tiempo.

Debutó a finales de los años 60, un período de inmensa transformación cultural en el que se desafiaban actitudes antiguas y florecían nuevas ideas. El genio de Van Cleef & Arpels fue su capacidad para tomar elementos de la cultura popular y reflejarlos en sus creaciones. Y eso es un don porque hace a Alhambra más contemporánea. La Maison decodificó la cultura juvenil, el movimiento hippy y el Flower Power y los tradujo en algo perdurable, encontrando la belleza de este momento.

Hay una versatilidad geométrica en los diseños de Alhambra, también una riqueza en texturas gracias a su contorno de cuentas distintivo. Y es que, los años 60 se trataban mucho de textura, de libertad, y Alhambra encarna este espíritu. Es una joya con un carácter muy libre, que al llevarla se siente natural y liberadora. En ese sentido, expresa su era llena de apertura y autoexpresión.

La colección Alhambra habla de la excelencia de La Maison Van Cleef & Arpels, que en su tiempo fue un concepto notablemente atrevido. La idea de que un gran joyero abriera una boutique ofreciendo piezas diseñadas para la vida cotidiana, para el día a día, fue revolucionaria. Un encendedor, gemelos, un broche delicado... Introdujo una nueva forma de experimentar la joyería, una que era elegante y de uso fácil.

Lo que hizo La Maison fue tomar gestos cotidianos y darles un sentido especial. Dignificar estos pequeños momentos; cuando te pones una joya y te sientes bien. Incluso puedes olvidar que la llevas puesto, pero sabes que está contigo, que te acompaña. La Maison tenía esta increíble manera de elevar lo cotidiano.

En ese momento, también hubo un cambio en la forma en que se compraban joyas. Más mujeres compraban piezas para sí mismas, y había un énfasis claro en el oro amarillo, que era inmensamente popular. La Maison reflejaba la evolución que estaba ocurriendo en la alta costura, donde el prêt-à-porter surgía junto a la alta costura tradicional. Era una visión igualmente vanguardista, y Alhambra era una parte esencial de ella, algo que nadie más estaba haciendo. Se convirtió en un emblema de este enfoque moderno, personificando tanto la elegancia como la facilidad contemporánea.

El color es un hermoso regalo para Van Cleef & Arpels porque no estás creando solo una maravilla única; estás creando un mundo entero. Eso es lo que quise decir con este universo policromático. Si entras en el mundo de Alhambra, nunca te irás, porque siempre habrá algo nuevo a la vuelta de la esquina.

Y esa interminable reinvención es posible gracias a los materiales. Son lo que realmente distingue a la colección Alhambra –maderas, piedras ornamentales, oro texturizado...–. La variedad es asombrosa. Y para mí, eso es lo importante del Alhambra, su versatilidad. Va con cualquier cosa. Cada pieza tiene la capacidad de ser tanto elevada como discreta, adaptable a cualquier ocasión.

Me encanta investigar en los archivos. Podría pasar todo el día inmerso en esos registros; son fantásticos. Ofrecen una visiónfascinante del arte y el patrimonio de Van Cleef & Arpels, revelando cómo cada creación fue concebida meticulosamente hasta darle vida. Lo que más me impresionó fue la pura continuidad de la belleza. Día tras día, algo exquisito era creado, no sólo para grandes ocasiones, sino como piezas destinadas a ser usadas, apreciadas y transmitidas. Los archivos no sólo contienen registros, cuentan una historia de elegancia duradera y artesanía. Para mí, eso fue un gran privilegio y un deleite.

La colección Alhambra tiene un gran atractivo porque no tiene un perfil establecido. Eso, creo, es una de sus mayores fortalezas. Lo reconoces instantáneamente como un diseño de Van Cleef & Arpels, pero adopta el carácter de la persona que lo lleva, como un verdadero camaleón. La forma en que las personas responden a él varía dependiendo de dónde estés, cómo lo lleves. Es una pieza profundamente personal, abierta a la interpretación.

Ha sobrevivido a generaciones, llevando consigo un sutil sentido de nostalgia. Esa longevidad es lo que lo hace un fenómeno tan notable; su atractivo es verdaderamente eterno. Es maravilloso ver a una abuela llevándolo, a una madre, y quizás incluso al novio de la hija incorporándolo a su estilo propio. Veo mucho de esto en hombres hoy en día, recientemente, estaba hablando con alguien en una terraza de Notting Hill, y noté que llevaba un par de pulseras Alhambra apiladas en su muñeca.

Alhambra es una colección cotidiana y perdurable. Seguirá con nosotros después de que otras cosas hayan desaparecido.